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Juegos mentales
La psicología es tu mejor aliado en la cancha
Está a punto de iniciar la final del que consideras, un importantísimo torneo de squash. Actualmente resides en un lugar que está a nivel del mar, pero la sede del evento está a mil metros más (de ahí que te sientas con una ligera dolencia en la garganta). Las canchas recientemente fueron inauguradas y con anterioridad varios jugadores se han quejado de que las duelas están resbalosas y para colmo de males, muchos raqueteros durante toda la contienda han estado descontentos con las marcaciones que dan los jueces.
Por otro lado, tú religiosamente hiciste todo lo que un buen jugador debe saber: comiste a la hora programada y cuidaste tu alimentación, bebiste el agua que necesita tu cuerpo para no deshidratarte; entrenaste durísimo y mejoraste tu rendimiento físico, tu fuerza, así como tu técnica en las semanas anteriores al gran duelo que estás por iniciar, además, ya realizaste tus ejercicios de calentamiento. No te fue fácil llegar a la última contienda, ya que enfrentaste a grandes rivales y tu próximo contrincante es el mejor rankeado de toda la justa, pero lo has visto jugar y ya le "tomaste la medida".
Entonces, entras a la cancha para jugar por fin (muy a pesar de todo lo que hay en tu entorno), el árbitro da inicio al partido y entonces lo primero que vino a tu mente fue la pequeña discusión que tuviste con tu pareja el día de ayer. Tu rival acaba de anotar un punto, tú reaccionas e intentas dar batalla en el primer set, pero ya es muy tarde, la desconcentración te ha hecho su víctima y lamentablemente pierdes tres a cero. ¿Qué pasó?
Muchos squashistas seguramente han pasado por situaciones similares, quizás con otros factores tanto externos, como internos, pero al final todos tienen la misma raíz: falta de control y/o manejo de su comportamiento o procesos mentales. Generalmente los jugadores hacen hincapié en sus entrenamientos físicos, en su técnica y en su táctica, pero como lo menciona Magaly Zerón, Psicóloga con especialización aplicada al deporte de la CONADE, también es importante tener una preparación psicológica sistematizada y constante.
¿Por qué? porque es justamente a través de un tratamiento de esta índole que se complementa y se equilibra el entrenamiento, coacheo y salud de todo raquetero; ya que gracias a la ayuda de un psicólogo se desarrollan herramientas para tener una mayor concentración, capacidad de decisión, mejorar habilidades, así como saber manejar las emociones como la frustración o el estrés.
Y ahora te preguntarás, ¿Qué se trabaja en un tratamiento psicológico y cómo? De acuerdo con Magaly, hay muchas variantes. A veces dependerá de lo que demande el atleta, el entrenador o de lo que el mismo experto observe en el jugador. Pero, todo partirá de un diagnóstico en el que se analiza cómo es el deportista dentro y fuera de la cancha, en los entrenamientos o partidos, para crear un perfil que permita, con base en la exigencia de la preparación física, establecer qué se quiere y de dónde se debe partir. Ello ayudará a instaurar objetivos que cumplir a corto, mediano y largo plazo. Zerón, agrega que las terapias pueden ser individuales o grupales y tendrán como fin mejorar el rendimiento del deportista y sus resultados.
La psicóloga, que de hecho trabaja con Samantha Terán y Nayelly Hernández, señala que el entrenamiento de la mente es un proceso en el que el atleta debe estar consenciente de que los cambios o los resultados pueden llevar semanas o varios meses, porque todo el tiempo hay descubrimientos, reconocimiento de algo o de sí mismos, insights y nuevos conocimientos. Si bien, hay escalas que miden el avance de los atletas, para Magaly la mejor evaluación es la retroalimentación del paciente, porque es él quien dice si se siente con mayor confianza, concentración y control. Sin embargo, resalta que el raquetero tiene que estar en la mejor disposición de querer ser tratado.
En ese sentido, hay muchos jugadores que dejan en segundo plano asistir a una terapia psicológica y hay otros que no lo contemplan, quizás porque lo consideran irrelevante; pero a opinión de la experta en esta materia, ello se debe a que no hay difusión de las ventajas de un tratamiento o bien que no hay profesionales especializados. Cualquiera que sea el caso, se debe retomar que lo físico, lo táctico y lo técnico están estrechamente ligados con lo psicológico.
Así, una terapia psicología a pesar de que puede ser un proceso largo, vislumbra varias ventajas como: saber controlar el nerviosismo, la ansiedad, las pérdidas y desarrollar más confianza o bien recobrarla luego de un lesión; así como manejar mejor las decisiones entre punto y punto, de cuando se lleva ventaja o no, o de cuando se tenga que reclamar al árbitro de lo que pareciera una injusta anotación. Pero serán la paciencia y la constancia las armas que ayudarán al atleta a no desesperarse para ver los cambios, porque como dice Magaly, muchos desistirán y dirán que la terapia no es para ellos, por el tiempo que se lleva, pero “el resultado es permanente y eso es un hecho”.
Quizás, un psicólogo no puede solucionar todos los problemas de un jugador, pero sí puede ayudar a manejar las complicaciones o molestias personales, externas e internas de éste, a fin de que, como se viera en el caso del principio, no afecte al desempeño del atleta dentro de la cancha. Pero de existir algo que tratar, después del partido se tomen las medidas necesarias para repararlo en la siguiente terapia.
Finalmente se practique o no profesionalmente squash, la sugerencia de la psicóloga Magaly Zerón es que sí se busque un tratamiento a fin de lograr un equilibrio en el entrenamiento de todo jugador.
El squash es un deporte que demanda fuerza, flexibilidad, resistencia y rendimiento, pero también requiere de cuatro “C’s”: Confianza, Concentración, Control y Compromiso, y para alcanzarlas hay que estar dispuesto a jugar los juegos mentales.
Psicóloga, Magaly Zerón.
Egresada de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, tiene una maestría en trabajo social y una especialización en psicología aplicada del deporte. Colabora desde hace casi dos años en la CONADE brindando sesiones grupales e individuales a distintos atletas de squash, raquetbol, bádminton, box femenil, tres estilos de lucha y atletismo. Trabaja con Samantha Terán y Nayelly Hernández; además ha brindado coacheos a Imelda y César Salazar, Graciela López, Montserrat Castellanos y Jonathan Ramos.
Por otro lado, tú religiosamente hiciste todo lo que un buen jugador debe saber: comiste a la hora programada y cuidaste tu alimentación, bebiste el agua que necesita tu cuerpo para no deshidratarte; entrenaste durísimo y mejoraste tu rendimiento físico, tu fuerza, así como tu técnica en las semanas anteriores al gran duelo que estás por iniciar, además, ya realizaste tus ejercicios de calentamiento. No te fue fácil llegar a la última contienda, ya que enfrentaste a grandes rivales y tu próximo contrincante es el mejor rankeado de toda la justa, pero lo has visto jugar y ya le "tomaste la medida".
Entonces, entras a la cancha para jugar por fin (muy a pesar de todo lo que hay en tu entorno), el árbitro da inicio al partido y entonces lo primero que vino a tu mente fue la pequeña discusión que tuviste con tu pareja el día de ayer. Tu rival acaba de anotar un punto, tú reaccionas e intentas dar batalla en el primer set, pero ya es muy tarde, la desconcentración te ha hecho su víctima y lamentablemente pierdes tres a cero. ¿Qué pasó?
Muchos squashistas seguramente han pasado por situaciones similares, quizás con otros factores tanto externos, como internos, pero al final todos tienen la misma raíz: falta de control y/o manejo de su comportamiento o procesos mentales. Generalmente los jugadores hacen hincapié en sus entrenamientos físicos, en su técnica y en su táctica, pero como lo menciona Magaly Zerón, Psicóloga con especialización aplicada al deporte de la CONADE, también es importante tener una preparación psicológica sistematizada y constante.
¿Por qué? porque es justamente a través de un tratamiento de esta índole que se complementa y se equilibra el entrenamiento, coacheo y salud de todo raquetero; ya que gracias a la ayuda de un psicólogo se desarrollan herramientas para tener una mayor concentración, capacidad de decisión, mejorar habilidades, así como saber manejar las emociones como la frustración o el estrés.
Y ahora te preguntarás, ¿Qué se trabaja en un tratamiento psicológico y cómo? De acuerdo con Magaly, hay muchas variantes. A veces dependerá de lo que demande el atleta, el entrenador o de lo que el mismo experto observe en el jugador. Pero, todo partirá de un diagnóstico en el que se analiza cómo es el deportista dentro y fuera de la cancha, en los entrenamientos o partidos, para crear un perfil que permita, con base en la exigencia de la preparación física, establecer qué se quiere y de dónde se debe partir. Ello ayudará a instaurar objetivos que cumplir a corto, mediano y largo plazo. Zerón, agrega que las terapias pueden ser individuales o grupales y tendrán como fin mejorar el rendimiento del deportista y sus resultados.
La psicóloga, que de hecho trabaja con Samantha Terán y Nayelly Hernández, señala que el entrenamiento de la mente es un proceso en el que el atleta debe estar consenciente de que los cambios o los resultados pueden llevar semanas o varios meses, porque todo el tiempo hay descubrimientos, reconocimiento de algo o de sí mismos, insights y nuevos conocimientos. Si bien, hay escalas que miden el avance de los atletas, para Magaly la mejor evaluación es la retroalimentación del paciente, porque es él quien dice si se siente con mayor confianza, concentración y control. Sin embargo, resalta que el raquetero tiene que estar en la mejor disposición de querer ser tratado.
En ese sentido, hay muchos jugadores que dejan en segundo plano asistir a una terapia psicológica y hay otros que no lo contemplan, quizás porque lo consideran irrelevante; pero a opinión de la experta en esta materia, ello se debe a que no hay difusión de las ventajas de un tratamiento o bien que no hay profesionales especializados. Cualquiera que sea el caso, se debe retomar que lo físico, lo táctico y lo técnico están estrechamente ligados con lo psicológico.
Así, una terapia psicología a pesar de que puede ser un proceso largo, vislumbra varias ventajas como: saber controlar el nerviosismo, la ansiedad, las pérdidas y desarrollar más confianza o bien recobrarla luego de un lesión; así como manejar mejor las decisiones entre punto y punto, de cuando se lleva ventaja o no, o de cuando se tenga que reclamar al árbitro de lo que pareciera una injusta anotación. Pero serán la paciencia y la constancia las armas que ayudarán al atleta a no desesperarse para ver los cambios, porque como dice Magaly, muchos desistirán y dirán que la terapia no es para ellos, por el tiempo que se lleva, pero “el resultado es permanente y eso es un hecho”.
Quizás, un psicólogo no puede solucionar todos los problemas de un jugador, pero sí puede ayudar a manejar las complicaciones o molestias personales, externas e internas de éste, a fin de que, como se viera en el caso del principio, no afecte al desempeño del atleta dentro de la cancha. Pero de existir algo que tratar, después del partido se tomen las medidas necesarias para repararlo en la siguiente terapia.
Finalmente se practique o no profesionalmente squash, la sugerencia de la psicóloga Magaly Zerón es que sí se busque un tratamiento a fin de lograr un equilibrio en el entrenamiento de todo jugador.
El squash es un deporte que demanda fuerza, flexibilidad, resistencia y rendimiento, pero también requiere de cuatro “C’s”: Confianza, Concentración, Control y Compromiso, y para alcanzarlas hay que estar dispuesto a jugar los juegos mentales.
Psicóloga, Magaly Zerón.
Egresada de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, tiene una maestría en trabajo social y una especialización en psicología aplicada del deporte. Colabora desde hace casi dos años en la CONADE brindando sesiones grupales e individuales a distintos atletas de squash, raquetbol, bádminton, box femenil, tres estilos de lucha y atletismo. Trabaja con Samantha Terán y Nayelly Hernández; además ha brindado coacheos a Imelda y César Salazar, Graciela López, Montserrat Castellanos y Jonathan Ramos.
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